Acerca del Blog

El blog tiene por objetivo dar a conocer a docentes de Ciencias sociales e Historia, la siguiente propuesta educativa,la cual busca enmarcarse dentro del marco de la Enseñanza para la Comprension.
Asi tambien tiene como objetivo su utilización en el desarollo de las clases, donde el docente pondra consignas de trabajo, materiales multimedia, graficos, etc, una nueva forma de acercarse a los alumnos excediendo asi el espacio puramente aulico, muchas veces limitante por cuestiones de tiempo.

Estan todos invitados a realizar aportes y criticas a fin de poder mejorar esta forma de enseñaza que tanto requiere del trabajo en equipo

Tiempos Dificiles de Charles Dickens. Seleccion de Textos  

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Al fin del texto se encuentran las consignas de analisis de la obra y de las citas

Reseña del libro:

La décima novela del maestro Charles Dickens y publicada en 1854,es una de novelas mas densas, donde toma singular protagonismo la lucha de clases y a las características de la sociedad industrial de mitad del siglo XIX. En Tiempos Difíciles el escenario ya no es Londres, sino una ciudad obrera llamada Coketown; en ella pasa la vida de dos clases sociales incompatibles: los propietarios industriales y el proletariado. La disposición crítica propiamente dickensiana se manifiesta a través de la utilización del realismo social, con el que el autor fustigará duramente a esas redes industriales que promueven que un puñado de hombres elegidos fiscalice el destino de cientos de trabajadores. Por otro lado, Dickens sumará una tercera clase social representada por el circo, aquellos que no pretender participar del sistema de producción y que viven de forma alternativa. Es curiosa y sugestiva, la relación que creaCharles Dickens entre el amor y el capital y/o clase social. Así, el personaje de Esteban no puede llevar adelante su anhelado proyecto de casarse con su amante Raquel porque carece del dinero suficiente para afrontar el divorcio. Para cualquier persona, las diferencias entre un banquero y un obrero son axiomáticas. La novela de Dickens, se desarrolla en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIX, época de la Segunda Revolución Industrial, donde puede notarse reflejado la calidad de vida de los obreros, sus dificultades y contrariedades, en contraste con la gran vida que llevan los empresarios. Tomas Gradgind era un hombre al que sólo le importa la realidad y las cosas que el supone serias, nunca recurre a la imaginación, tiene dos hijos Luisa y Tomas, a los que desde muy niños les ha educado con sus ideales prohibiéndole usar la imaginación. A lo largo de toda la novela el señor Bounderby narra sus historias de cuando era joven y cuenta como saliò adelante por sus propios medios, atravesando y superando muchas calamidades. Otro personaje importante es el de una niña cuyo padre trabajaba domando caballos en un circo, Ceci, su educación no fue òptima ni mucho menos como la de los hijos de Gradgind, su padre la abandonó y Gradgind prometió a la niña formarse con sus hijos a cambio de que renunciase al circo para siempre, a lo que esta accedió. Estaba fastidiosa, harta de equivocarse en la escuela y de cometer errores. Esteban Blackpool era un obrero cuarentòn que trabaja en una fabrica de Coketown. Mantenía una antigua y profunda amistad con Raquel, su amada. Demás està decir que Esteban deseaba divorciarse de ella pero era imposible para él ya que tan sólo había una forma y era excesivamente onerosa. Luisa, la hija de Gradgind acaba contrayendo nupcias con el señor Bounderby, pero tan sólo por hacerle un favor a su hermano que vivía con él, decidamente no por amor. Su hermano, Tomas, era un muchacho muy inteligente que trabajaba y vivìa con Bounderby y que a pesar de ser inteligente las cosas no le acaban saliendo como él deseaba, era una persona narcisista que poco le imprta nada de los demás. Urdiò un robo al banco de su cuñado e involucrò a Esteban, haciendo creer a todo el mundo que èl era el responsable del robo. Mientras en unos capítulos se despliegan historias sobre las familias de los empresarios, en otros Dickens nos participa dela vida de los obreros, donde todo gira alrededor de Esteban, el cual, sumado a todos sus problemas amorosos , tenìa diferencias irreconciliables con sus compañeros ya que todos ellos estaban dispuestos a unirse y formar sindicatos para luchar contra las injusticias de las que eran sometidos en la fábrica pero Esteban no consintiò a unirse a ellos debido a una promesa que le habìa hecho a Raquel, para no involucrarse en màs problemas. DIckens sabe como nadie exhibir las condiciones sociales de la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XIX creando una novela entretenida, con historias interesantes. Plasma con singular maestria las esforzadas condiciones de vida de los obreros, esto se puede observar en la casa de Esteban, extremadamente pequeña, casi sin muebles. Incluso el autor hace mucho hincapié en la descripción de un sindicato de obreros, frecuente en esa época, donde los obreros procuraban encontrar ahí una salida a su malacalidad de vida. Dickens nos muestra la vida de los banqueros, empresarios, gente de clase alta, a los que nos les faltaba absolutamente nada, tenìan grandes casas, lujos, buen trabajo, etc. En suma, una vida deseable. Se pueden observar dos matrimonios que no triunfan, el de Esteban y su mujer y el del señor Bounderby y Luisa. En este sentido también en el matrimonio se muestran las desigualdades sociales existentes en la época, pues mientras el señor Bounderby, perteneciente a la burguesía, sí podía separarse, Esteban, perteneciente al proletariado, no podìa hacerlo debido al costo de esto ya que carecía de medios. Es digno de resaltar el personaje del señor Gradgind, porque a diferencia de otros, es un personaje que cambia evolucionando positivamente, pasando de ser una persona intransigente, obtuso, de ideas cerradas a ser un padre que termina entendiendo a sus hijos, procure ayudarlos, admite sus errores y ruega clemencia por ellos.   

Fragmentos destacados:


“Era una ciudad de ladrillos colorados, o más bien de ladrillos que habrían sido colorados, si el humo y las cenizas lo hubiesen permitido; pero tal como estaba, era una ciudad de un rojo y de un negro poco natural, como el pintado rostro de un salvaje. Era una ciudad de máquinas y de altas chimeneas, de donde salían sin descanso interminables serpientes de humareda, que se deslizaban por la atmósfera sin desenroscarse nunca del todo. Tenían un canal obscuro y un arroyo que llevaba un agua enturbiada por un jugo fétido, y existían vastas construcciones, agujereadas por ventanas, que resonaban y retemblaban todo el santo día, mientras el pistón de las máquinas de vapor subía y bajaba monótonamente, como la cabeza de un elefante enfermo de melancolía. Contaba la ciudad de varias calles grandes, que se parecían entre sí, y de infinitas callejuelas aún más parecidas unas a otras, habitadas por gentes que se parecían igualmente, que entraban y salían a las mismas horas, que pisaban de igual modo, que iban a hacer el mismo trabajo, y para quienes cada día era idéntico al anterior y al de después, y cada año el vivo reflejo del que le había precedido y del que iba a seguirle”.

Libro I Capitulo V. Charles Dickens. Tiempos difíciles.


Un día de sol en plena canícula. A veces hace días así hasta en el mismo Coketown.
Visto Coketown desde lejos con semejante tiempo, yacía amortajado en una neblina característicamente suya, que parecía impermeable a los rayos del sol. Se advertía que allí dentro había una ciudad, porque era sabido que sin una ciudad no podía existir aquella mancha fosca sobre el panorama. Un borrón de hollín y de humo, que unas veces se inclinaba confusamente en una dirección y otras en otra; que unas veces ascendía hacia la bóveda del cielo y otras reptaba sombrío horizontalmente al suelo, según que el viento se levantaba, caía o cambiaba de cuadrante; una masa densa e informe, cruzada por capas de luz que ponían únicamente de relieve amontonamientos de negrura: así era como Coketown, visto a distancia, y aunque no se descubriese uno solo de sus ladrillos, daba indicios de sí mismo.
Lo admirable de Coketown era que existiese. Tantas veces había sido reducido a ruinas, que causaba asombro cómo había podido aguantar tantas catástrofes. Se puede afirmar que los fabricantes de Coketown están hechos de la porcelana más frágil que ha existido jamás. Por grande que sea el mimo con que se los manipule, se rompen en pedazos con tal facilidad, que lo dejan a uno con la sospecha de si no estarían antes agrietados. Cuando se les exigió que enviasen a la escuela a los niños que trabajaban, se arruinaron; cuando se nombró inspectores que inspeccionasen sus talleres, se arruinaron; cuando estos inspectores manifestaron dudas acerca del derecho que pudieran tener esos fabricantes a cortar en tajadas a los obreros con sus máquinas, se arruinaron; y cuando se insinuó la opinión de que acaso no fuese indispensable que produjesen tanto humo, se arruinaron total y definitivamente. Además de la cuchara de oro del señor Bounderby, que andaba en boca de casi todos en Coketown, era muy popular en esta ciudad otro mito, que adoptaba la forma de una amenaza. Siempre que un coketownense creíase perjudicado, es decir, siempre que se le impedía campar por sus respetos y alguien proponía que se le hiciese responsable de las consecuencias de sus actos, podíase tener la seguridad de que reaccionaría con la espantosa amenaza de que «antes arrojaría al Atlántico todos sus bienes».Esta amenaza había puesto en varias ocasiones al ministro del Interior a dos dedos de la muerte.
Sin embargo, los coketownenses eran tan patriotas, a pesar de todo, que jamás arrojaron sus bienes al Atlántico, sino que, por el contrario, tuvieron la amabilidad de cuidarlos celosamente. Allí estaba, pues, Coketown, entre la neblina lejana, creciendo y multiplicándose.
Las calles estaban abrasadas y polvorientas en aquel día de verano, y el sol era tan brillante que atravesaba el espeso vapor que caía sobre Coketown y no permitía fijar en él la vista. Los fogoneros surgían de profundas puertas subterráneas para salir a los patios de las fábricas, y tomaban asiento en gradas, postes y vallas, enjugándose los rostros ennegrecidos y mirando los carbones. La población entera daba la impresión de estar friéndose en aceite. Se percibía en todas partes un penetrante aroma de aceite caliente. Las máquinas de vapor aparecían brillantes de aceite; la ropa de los obreros tenía manchas de aceite; las fábricas, a través de todos sus pisos, destilaban y chorreaban aceite. En los palacios de hadas la atmósfera parecía el aliento del siroco, y sus moradores, desfallecientes de calor, trabajaban lánguidamente en el desierto. Pero no había temperatura capaz de devolver su juicio a los elefantes ni de enloquecerlos más de lo que estaban. Sus fastidiosas cabezas iban y venían al mismo compás con tiempo caluroso o con tiempo frío, con tiempo húmedo o con tiempo seco, con tiempo bueno o con mal tiempo. A falta del susurro de los bosques, Coketown sólo podía ofrecer el vaivén acompasado de las sombras de esos elefantes en los muros; en cambio, para sustituir el zumbido veraniego de los insectos, podía ofrecer durante todo el año, desde el amanecer del lunes hasta el anochecer del sábado, el zumbido de las transmisiones y poleas.
Zumbaban perezosamente durante todo aquel día de sol, adormilando aún más y dando más calor aún al caminante que pasaba junto a los muros susurrantes de las fábricas. Las persianas y los riegos refrescaban un poco las calles principales y los comercios: pero las fábricas, los patios y las callejuelas ardían lo mismo que un horno. Río abajo, un río negro y espeso de residuos colorantes, algunos muchachos coketownenses que estaban de asueto - una escena rarísima en dicha población- bogaban en una lancha absurda que dejaba en las aguas una estela espumosa conforme avanzaba ; y a cada inmersión de los remos se removían olores nauseabundos. Pero el sol mismo, aunque produzca en general efectos beneficiosos, era menos benigno con Coketown que el frío más rudo, y rara vez clavaba fijamente su mirada en los rincones más apretados de la ciudad sin que engendrase más muerte que vida. Así es como el ojo del mismo cielo se convierte en un ojo maldito cuando unas manos incapaces o sórdidas se interponen entre él y las cosas a las que él mira para llevarles su bendición.

Libro II Capitulo I. Charles Dickens. Tiempos difíciles.  

Consignas de analisis:



  • ¿Quién escribió Tiempos Dificiles?
  • ¿Cuál es la trama del Tiempos Dificiles?. ¿Por que decimos que la novela es una critica a la sociedad inglesa de aquellos años+
  • ¿Cuales son los personajes principales del Tiempos Dificiles?
  •  ¿Cómo describe el autor el contexto espacio temporal en el que situa el relato, menciona las caracteristicas de los lugares y espacios?
  •  ¿Cómo podemos observar la problematica infantil a traves del relato+
  • ¿Cómo és el final del Tiempos Dificiles?